Las Ventas a Corto ("Short Selling")
En tiempos de crisis, son muchos los analistas que se dedican a
buscar chivos expiatorios y culpables externos de todo lo que le pasa a
uno. Entre los favoritos de esta última crisis están los banqueros
avariciosos (primero los de Wall Street, ahora la lista ya incluye a los
banqueros españoles), los paraísos fiscales y los especuladores
malignos. Últimamente a ese grupo se le han sumado los “inversores que hacen operaciones a corto” ("short sellers").
Sin ir más lejos, HOY día 23 de julio de
2012, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha prohibido
las "operaciones a corto” para evitar que la bolsa española siga
cayendo, señalando implícitamente, a los "vendedores a corto" de las
caídas de la bolsa de los últimos tiempos. La idea es que la bolsa no
cae por culpa de que España está al borde del abismo sino por culpa de
unos “especuladores malignos que hacen operaciones a corto y hacen
bajar la bolsa de un país que, si no fuera por eso, iría la mar de
bien”.
El argumento de que los vendedores a
corto provocan la caída constante de la bolsa española a medio plazo
sería correcto si no fuera por el hecho de que no es correcto: la bolsa
en España no ha bajado en los últimos meses por culpa de las operaciones
de corto sino porque la capacidad de las empresas españolas de obtener
beneficios (y repartir dividendos) a medio plazo son bajas debido a su
falta de competitividad al entorno macroeconómico. Y eso no lo va a
parar las prohibiciones de las “operaciones a corto”.
Empecemos por la pregunta: ¿Qué son las operaciones a corto? Normalmente
la gente que “juega a la bolsa” gana dinero comprando barato y
vendiendo caro. Si un inversor “sabe” (o sospecha) que la bolsa va a
subir de 100 a 120 durante la próxima semana, lo único que tiene que
hacer es comprar ahora (a 100) y vender dentro una semana (a 120). Si su
sospecha era cierta, ganará los 20 de diferencia. Hasta aquí todo está
claro.
Pero ¿qué pasaría si su sospecha es que
la bolsa va a bajar de 100 a 80 en la próxima semana? Para “comprar
barato y vender caro” tendría que vender ahora y comprar dentro de una
semana, pero eso parece imposible porque no puedes vender algo que
todavía no tienes. ¿No?
Pues no. Parece que ya en 1609, un comerciante holandés inventó la solución para ganar dinero cuando la bolsa baja: !alquilar acciones a quienes las tienen, venderlas a precio alto ahora y volverlas a comprar dentro de una semana! Eso es lo que se denomina “venta a corto” o “operación a corto” (en inglés “Short Selling”). Hasta aquí todo está claro.
Si el inversor pido al propietario de las
acciones que se las preste durante una semana a cambio de 1 euro, las
vende a 100 que es el precio de hoy por lo que obtengo 100 euros menos
el 1 que me ha costado alquilar-las. Si se cumple la sospecha y es
verdad que dentro de una semana valen 80, dentro de una semana tendrá
que pagar 80 para obtener las acciones y devolverlas a su propietario.
El propietario de las acciones gana 1 euro (el alquiler) y el inversor
gana 19.
Fijaos que el inversor asume un gran
riesgo porque si sus sospecha está equivocada y, en realidad, dentro de
una semana las acciones valen 120, él las tendrá que comprar igualmente
porque se ha comprometido a devolvérselas a su propietario. Dado que las
vendió a 100 y las tiene que recomprar a 120, al final acaba perdiendo
20 más el euro de alquiler. Un mal negocio.
Fijaos que en principio la “venta a
corto” es una simple apuesta sobre el comportamiento futuro de la bolsa.
En particular es una apuesta de que la bolsa bajará. Del mismo modo que
las quinielas en principio no afectan el resultado del partido de
fútbol, las operaciones a corto no afectan a la bolsa en sí. Y si no
afectan a la bolsa, ¿por qué hay economistas y gobiernos que las
prohiben con el argumento de que son responsables de las caídas masivas
de cotizaciones bursátiles?
Pues, la verdad, porque utilizan un
razonamiento incompleto. Su argumento dice que si un gran “hedge fund”
(uno de esos fondos malignos repletos de especuladores) hace operaciones
a corto de forma masiva, venderá hoy millones de acciones españolas. Al
aumentar de forma masiva la oferta, dice el argumento, la cotización de
las acciones españolas bajará. Es decir, los inversores
institucionales, al tener un tamaño gigantesco, pueden hacer bajar la
bolsa española al vender masivamente acciones de ese país. Este
argumento es correcto, pero incompleto. Y es que para ganar dinero, la
venta a corto no puede solo vender acciones sino que, una semana
después, las tiene que volver a comprar. Y si la venta masiva de
acciones provoca la caída de la bolsa hoy, la compra masiva de acciones
dentro de una semana tiene que provocar el efecto contrario y más o
menos de la misma magnitud! Es decir, para que las operaciones a corto
fueran responsables de las caídas de la bolsa española a medio plazo,
los inversores deberían pedir prestadas acciones españolas, venderlas
masivamente y no volverlas a comprar nunca jamás(*). Eso, lógicamente,
no sería negocio. Al volver a comprarlas en el futuro, los mismos
inversores que han provocado la caída tienen que acabar provocando la
recuperación.
Las operaciones masivas a corto, pues, pueden ser
responsables de un aumento de la volatilidad de la bolsa (bajadas
masivas seguidas de subidas igualmente masivas), pero nunca de las
caídas pertinaces que ha sufrido la bolsa española en los últimos años.
Si la CNMV piensa que la prohibición de las operaciones a corto va a evitar el colapso del IBEX35, está totalmente equivocada.
Paréntesis para economistas: los efectos de la operación
de "venta a corto" se pueden analizar con un simple gráfico de oferta y
demanda. Antes de empezar la operación, la demanda es D0 y la oferta es S0. El precio de este mercado es P0.
Imaginemos que un especulador (maligno, claro) piensa que habrá una
caída de la demanda de acciones durante la próxima semana (porque
piensa, por ejemplo, que el país está gobernado por una pandilla de
incompetentes mentirosos sin ningún tipo de rumbo, cosa que hundirá la
economía y, por lo tanto, a todas sus empresas por lo que la gente va a
dejar de comprar acciones y eso disminuirá la demanda). Gráficamente, el
especulador "anticipa" que la demanda saltará hacia la izquierda (la
curva verde llamda D1 en el gráfico) cosa que reducirá el precio de la acción a P1.
Y entonces el especulador piensa: ¿Cómo puede ganar dinero con este
movimiento? Pues "vendiendo a corto". Es decir, alquilando acciones
(digamos 10 millones de acciones) y poniéndolas a la venta ahora que el
precio todavía es alto para volverlas a comprar dentro de una semana y
devolverlas a sus legítimos propietarios. Notad que al poner 10 millones
de acciones a la venta, genera un aumento de la oferta de esas acciones
en el mercado. Es decir, la oferta se desplaza hacia la derecha en 10
millones de unidades (y se vuelve roja). Si este fuera el final de la
película, el precio de las acciones bajaría hasta P2. Es decir, por culpa de la operación a corto, el precio de las acciones no baja hasta P1 sino hasta P2.
Es decir, los especuladors "a corto" habrían causado una caída de la
bolsa mucho mayor de la caída natural derivada de la disminución de la
demanda.
Pero eso no es el final de la película porque el
especulador va a tener que devolver los 10 millones de acciones a sus
propietarios y eso solo lo puede conseguir si las compra de nuevo y las
"saca" del mercado. Al hacerlo, la oferta total de acciones se desplaza
hacia la izquierda en 10 millones de unidades, exactamente las mismas
unidades en las que antes se desplazó en sentido contrario y deben ser
exactamente las mismas unidades porque el especulador está obligado a
devolver todas y cada una de ellas a sus legítimos propietarios. Es
decir, la oferta debe necesariamente volver a su posición (y color)
original. El precio final de las acciones, pues, acaba siendo P1,
el precio que hubiera reinado en el mercado si no hubiera habido la
"operación a corto. Vemos, pues, que a medio plazo, la caída de la bolsa
refleja la caída natural de la demanda causada por la incompetencia de
los líderes políticos y las malas condiciones económicas y que el precio final no se ve afectado por la operación a corto.
¿Qué hubiera pasado su la operación a corto hubiera estado
prohibida? Pues que nos hubiéramos ahorrado la volatilidad ocurrida
durante la semana, que hizo que el precio bajara temporalmente a P2.
Pero fijaos que la prohibición no hubiera afectado el precio a medio
plazo ya que este acaba siendo P1, haya o no haya operaciones a corto.
Prohibir las denostadas operaciones a corto, pues, no va a frenar la
caída secular de la bolsa española. Eso sí, va a servir para desviar la
atención del verdadero problema de España: la situación de la economía
es calamitosa y la bolsa refleja exactamente eso. Echar las culpas a los
demás es un deporte ampliamente practicado en España y la prohibición
de las operaciones a corto es una manera de hacer exactamente eso. Y no.
Esta prohibición no va a crear ninguna calamidad económica. Pero que
nadie piense que va a cambiar la dura realidad a la que se enfrentan la
economía española y sus bolsas de valores.
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