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dissabte, 5 de novembre del 2011

Conferència a la UIB sobre la sortida de la crisi. (Extret de Diari de mallorca)

El profesor Javier Capó durante la conferencia impartida ayer en la Universitat balear.


El economista Javier Capó afirma que la salida de la crisis será "dolorosa" aunque eso "jamás lo reconozcan los políticos"







La salida de la crisis económica "va a ser dolorosa", reiteró ayer en numerosas ocasiones el profesor de Economía Aplicada de la Universitat balear Javier Capó, aunque también advirtió de que nadie debe espera que los candidatos Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy vayan a admitirlo durante el debate televisivo que protagonizarán el próximo lunes, "porque el voto de los masoquistas no da para ganar unas elecciones".
Javier Capó ofreció ayer la conferencia inaugural de la XXIII edición del Club de Inversión Sa Nostra-UIB, que tituló La crisis en manos del doctor House, alegando que eso le permitía acudir en vaqueros y camiseta al acto y ser "políticamente incorrecto", pese a reconocer que estuvo tentado de usar como referente al entrenador del Real Madrid, José Mourinho, "para poder ser borde y venir en chándal". En cualquier caso, defendió el paralelismo existente entre la medicina y la economía, al considerar que en ambos casos se trata de realizar un diagnóstico correcto y fijar un tratamiento para superar la enfermedad.
"Y como en la serie de House, el primer diagnóstico fue equivocado", al pensar muchos economistas que se trataba de un problema similar al que se vivió durante la Gran Depresión de finales de los años 20 y que se estaba ante una crisis de demanda. De esta forma, inicialmente se optó por recetas keynesianas con un aumento del gasto público "para ayudar a todos, a los bancos, al sector del automóvil, a los constructores, a los parados... hasta que se acabó el dinero". Pero este tratamiento equivocado, en opinión de Capó, solo sirvió para agravar al enfermo. "Ese aumento del gasto público únicamente actuó analgésico, pero no era el antibiótico que necesitaba el paciente".
Según el profesor de la UIB, el diagnóstico correcto es que ésta es una crisis de deuda. Ahora se pone en duda si familias, empresas y administraciones públicas van a poder devolver el enorme endeudamiento en el que han entrado durante los últimos años. Prueba de ello es que los países europeos que más desequilibrios han registrado desde la implantación del euro han sido Grecia, España, Irlanda, Francia, Italia y Portugal. Es decir, aquellos cuya salud financiera está ahora más afectada.
En el caso de España, recordó que con el euro era muy fácil pedir crédito en el exterior y además resultaba muy barato. Y eso llevó a una dinámica de gasto excesivo. Se invirtió mucho, pero donde no tocaba: en el ladrillo, en detrimento de las actividades productivas. A lo que hay que sumar una política de obras públicas más que cuestionable, con "un AVE Madrid-Zaragoza que pasa por donde no hay demanda", o unos aeropuertos como los de "Reus, Girona o Castilla-La Mancha, que no tienen pasajeros".
El problema es que los que prestaron el dinero a España ahora quieren garantías de que se les devolverá. Las tres condiciones para hacerlo es tener una prima de riesgo reducida, un buen ritmo de crecimiento económico para tener ingresos, y una buena dosis de competitividad. "España no cumple ninguna", apostilló Capó.
En el caso de la deuda pública, subrayó que "no basta con recortar un poco de todo", sino que hay que elegir dónde suprimir de forma más que notable el gasto, y eso es algo "que va a doler". Porque estos ajustes inicialmente van a frenar el crecimiento económico y a incrementar el desempleo.
En el caso de la banca, la duda es si las empresas y familias podrán retornar lo que deben, a lo que se suma el hecho de que se haya tenido que quedar con unos inmuebles "que en estos momentos nadie sabe lo que valen". En su opinión, las pruebas de estrés a la que se les ha sometido son inútiles, y ante las declaraciones realizadas por las cinco grandes entidades financieras españolas, respecto a que no van a tener problemas para recapitalizarse, recordó la frase del doctor House de que "el enfermo siempre miente".
Además, puso de relieve el drama que supone haber llegado a los cinco millones de parados, y afirmó que el problema de España es su regulación laboral, por lo que reclamó su reforma. En cualquier caso, advirtió de que la reducción del desempleo va a ser muy lenta, con el coste social que ello va a conllevar.